Palabras textuales de Lucía Figar en una entrevista digital en ABC: "En relación con la escolarización de alumnos con discapacidad, le informo de que en la Comunidad de Madrid el número es bastante mayor en la concertada."
Datos facilitados al MEC por las CCAA respecto al curso 2009-2010:
- en Educación Primaria, en la Comunidad de Madrid, el 80,2% de los alumnos con necesidades educativas especiales estaban escolarizados en la pública, y sólo el 19,80% en la concertada.
Esto es: de cada 5 niños de Primaria con necesidades, 4 están en un centro público y 1 en un concertado.
- Es justo decir que en Secundaria no es así: ahí, sólo 3 de cada 4 van a un público.
Si entramos en el tema de alumnos nacidos fuera de España, tampoco se puede decir que haya mucho equilibrio.
- De cada 10 alumnos del norte de África, 9 están en un público.
- De los del resto de África, el 84% en centros públicos.
- De los de Centroamérica y Sudamérica, 3 de cada 4 están en un centro público.
- Y, de los asíáticos, sólo un 64,5%.
La siguiente pregunta es ¿por qué?
Probablemente, porque los centros concertados, aun estando "sostenidos con fondos públicos", EXIGEN una aportación "voluntaria" a las familias, cobran precios desorbitados por actividades extraescolares y llevan a cabo prácticas de segregación con los alumnos con necesidades educativas especiales o de otros países y etnias, invitándolos a irse a otro centro por las buenas... o por las otras. Sin que un solo inspector mueva un dedo al respecto.
Estaría bien que alguien añadiera estos datos al vergonzoso argumento del coste de la plaza en un centro público o concertado.
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domingo, 9 de octubre de 2011
viernes, 19 de junio de 2009
No es un dinero para el colegio, es para la educación de los niños
M. S. P. 19.06.2009
En relación a las quejas leídas por el pago de cuotas en centros concertados, quiero decirles que yo trabajo en la Administración de uno de estos centros de la Comunidad de Madrid. Entiendo las quejas de los padres por tener que pagar unas cuotas mensuales y más en tiempos de crisis, pero al mismo tiempo les recomiendo que, si no pueden o no quieren pagar esas cuotas, pues que matriculen a sus hijos en centros públicos.
Otra alternativa sería que este amiguete se fuera a trabajar a un centro público para que vea lo bien que está el percal, en vez de andar jugando a propietario del cortijo.
Un colegio concertado no tiene, ni de lejos, las ayudas que pueda tener uno público. Si ustedes se informaran se darían cuenta que, de no ser por esas cuotas, los centros no seguirían abiertos. Apenas llega para pagar gas, luz, agua y no digamos de los sueldos del personal no docente (limpieza, mantenimiento, portería, secretaría y administración). Gracias a estas aportaciones tanto yo como mis compañeros podemos cobrar un sueldo, y no voy a decir digno, puesto que los sueldos distan mucho de los de nuestros colegas de la pública.
Está muy bien que se cuente todo esto: si una plaza en un concertado cuesta el 53% que en un público (que es la única defensa que aportan los defensores de los conciertos), deberían tener también la mitad de clase, la mitad de horario, la mitad de profesor y la mitad de conserje. O que los "dirigentes" del colegio trinquen menos beneficios, claro.
Porque: que nadie se engañe, un centro concertado es UN CENTRO PRIVADO sostenido con dinero público. Un centro privado es una EMPRESA de educación. Una empresa es una entidad dedicada a GANAR DINERO. Ninguna empresa pierde dinero, y si lo hace, se declara en quiebra, pone en marcha un ERE y se va al garete. Así que estaría bien que este señor se enterara de quién se está quedando con el suyo (igual no se ha fijado en el nuevo coche del director de su colegio, o en la nueva estatua de la virgen en el despacho de la subdirectora), en vez de pasar el cepillo a los padres.
Con todo esto, quiero pedir una reflexión a los padres. Si no fuera por estas cuotas habría que reducir el gasto de calefacción, luz, agua... imaginen a sus hijos en pleno invierno pasando frío y a oscuras... la limpieza "brillaría" por su ausencia pues ¿quién limpiaría el centro?, ¿quién les atendería en recepción y les abriría la puerta?, ¿quiénes realizarían los trámites administrativos y académicos?, ¿quién pasaría las notas, quién recepcionaría las becas, quién solicitaría los títulos para sus hijos, quién llevaría control de expedientes, quién certificaría su matriculación en el centro?
Según los parámetros que manejan las empresas, cualquier otro que estuviera dispuesto a hacer lo mismo por el 53% de un sueldo decente.
Parecen labores sin importancia pero piensen qué sería de un colegio sólo y únicamente con profesores.
Ésta es una buena reflexión: piensen que sería de un colegio sólo y únicamente con secretarios. No se daría clase, pero estarían las cuentas al día, eso sí.
Esa aportación voluntaria es para costearlo, ya que, vuelvo a repetir, con lo que nos abona la comunidad de Madrid no pagamos ni la tercera parte de lo dicho anteriormente.
Perfecto: siendo voluntaria, que la pague el que quiera. Es bien sencillo. Aunque queda la sensación de que el autor de esta carta no acaba de comprender alguna parte del significado de "voluntario".
Así que, cada vez que ustedes depositen esa cantidad mensual recuerden que no es para el colegio, sino para la educación de sus hijos. Piénsenlo.
Piénsenlo, pero también piensen en la matrícula del coche del director, en el modelo, y en el precio. Y en su segunda vivienda. Y en cómo les están engañando para sacarles una aportación voluntaria para financiar todo ello. Y en cómo les han ahuyentado de la educación pública para ahora poder esquilmarles. Y, sobre todo, piensen en que, quizá en ese colegio concertado, sus hijos están viviendo una vida irreal; porque la realidad es mucho más colorida en los centros públicos. Con todos sus pros, que también los tiene.
En relación a las quejas leídas por el pago de cuotas en centros concertados, quiero decirles que yo trabajo en la Administración de uno de estos centros de la Comunidad de Madrid. Entiendo las quejas de los padres por tener que pagar unas cuotas mensuales y más en tiempos de crisis, pero al mismo tiempo les recomiendo que, si no pueden o no quieren pagar esas cuotas, pues que matriculen a sus hijos en centros públicos.
Otra alternativa sería que este amiguete se fuera a trabajar a un centro público para que vea lo bien que está el percal, en vez de andar jugando a propietario del cortijo.
Un colegio concertado no tiene, ni de lejos, las ayudas que pueda tener uno público. Si ustedes se informaran se darían cuenta que, de no ser por esas cuotas, los centros no seguirían abiertos. Apenas llega para pagar gas, luz, agua y no digamos de los sueldos del personal no docente (limpieza, mantenimiento, portería, secretaría y administración). Gracias a estas aportaciones tanto yo como mis compañeros podemos cobrar un sueldo, y no voy a decir digno, puesto que los sueldos distan mucho de los de nuestros colegas de la pública.
Está muy bien que se cuente todo esto: si una plaza en un concertado cuesta el 53% que en un público (que es la única defensa que aportan los defensores de los conciertos), deberían tener también la mitad de clase, la mitad de horario, la mitad de profesor y la mitad de conserje. O que los "dirigentes" del colegio trinquen menos beneficios, claro.
Porque: que nadie se engañe, un centro concertado es UN CENTRO PRIVADO sostenido con dinero público. Un centro privado es una EMPRESA de educación. Una empresa es una entidad dedicada a GANAR DINERO. Ninguna empresa pierde dinero, y si lo hace, se declara en quiebra, pone en marcha un ERE y se va al garete. Así que estaría bien que este señor se enterara de quién se está quedando con el suyo (igual no se ha fijado en el nuevo coche del director de su colegio, o en la nueva estatua de la virgen en el despacho de la subdirectora), en vez de pasar el cepillo a los padres.
Con todo esto, quiero pedir una reflexión a los padres. Si no fuera por estas cuotas habría que reducir el gasto de calefacción, luz, agua... imaginen a sus hijos en pleno invierno pasando frío y a oscuras... la limpieza "brillaría" por su ausencia pues ¿quién limpiaría el centro?, ¿quién les atendería en recepción y les abriría la puerta?, ¿quiénes realizarían los trámites administrativos y académicos?, ¿quién pasaría las notas, quién recepcionaría las becas, quién solicitaría los títulos para sus hijos, quién llevaría control de expedientes, quién certificaría su matriculación en el centro?
Según los parámetros que manejan las empresas, cualquier otro que estuviera dispuesto a hacer lo mismo por el 53% de un sueldo decente.
Parecen labores sin importancia pero piensen qué sería de un colegio sólo y únicamente con profesores.
Ésta es una buena reflexión: piensen que sería de un colegio sólo y únicamente con secretarios. No se daría clase, pero estarían las cuentas al día, eso sí.
Esa aportación voluntaria es para costearlo, ya que, vuelvo a repetir, con lo que nos abona la comunidad de Madrid no pagamos ni la tercera parte de lo dicho anteriormente.
Perfecto: siendo voluntaria, que la pague el que quiera. Es bien sencillo. Aunque queda la sensación de que el autor de esta carta no acaba de comprender alguna parte del significado de "voluntario".
Así que, cada vez que ustedes depositen esa cantidad mensual recuerden que no es para el colegio, sino para la educación de sus hijos. Piénsenlo.
Piénsenlo, pero también piensen en la matrícula del coche del director, en el modelo, y en el precio. Y en su segunda vivienda. Y en cómo les están engañando para sacarles una aportación voluntaria para financiar todo ello. Y en cómo les han ahuyentado de la educación pública para ahora poder esquilmarles. Y, sobre todo, piensen en que, quizá en ese colegio concertado, sus hijos están viviendo una vida irreal; porque la realidad es mucho más colorida en los centros públicos. Con todos sus pros, que también los tiene.
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